Cuidarse a los 50 protege del Alzheimer

MarA�a Javier RamA�rez, catedrA?tica de FarmacologA�a de la Universidad de Navarra e investigadora de Alzheimer desde hace 20 aA�os, afirma que «los A?ltimos estudios epidemiolA?gicos seA�alan que la enfermedad podrA�a comenzar a desarrollarse sin dar sA�ntomas alrededor de los 50 aA�os, y por tanto, una vida saludable a partir de esa etapa de la vida podrA�a reducir el riesgo de padecerla». Los factores de riesgo implicados en la enfermedad serA?n, precisamente, uno de los temas clave que se tratarA?n del 12 al 16 de septiembre en un curso de verano que pretende abordar el estudio de la enfermedad de Alzheimer en todas sus vertientes, desde su origen hasta su diagnA?stico, pasando por los tratamientos y la situaciA?n del cuidador, de la mano de expertos del A?mbito clA�nico, investigador, asistencial, etcA�tera.

Esta experta -organizadora del curso junto con el tambiA�n investigador y profesor titular de BioquA�mica Alberto PA�rez Mediavilla- recuerda que ya existen estudios que confirman una relaciA?n estrecha entre las enfermedades cardiovasculares y metabA?licas y un mayor riesgo de sufrir esta demencia. «La resistencia a la insulina multiplica por 7 la probabilidad de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. TambiA�n sabemos que la hipertensiA?n A? el colesterol alto son factores de riesgo muy importantes», subraya.

No obstante, anima a dar la vuelta a esa realidad: «Igual que aumentan los riesgos, estos factores son prevenibles, ya que tienen que ver con nuestros hA?bitos de vida. Por eso decimos que es clave llevar una vida sana, practicar deporte y una dieta adecuada especialmente alrededor de la cincuentena, cuando sabemos que la enfermedad se origina aunque no se diagnostique hasta los 70 u 80 aA�os».

Otro de los aspectos que se abordarA?n en el curso es la diferencia entre el deterioro cognitivo leve y un deterioro propio del Alzheimer. «Hablamos de deterioro cognitivo leve cuando hay una queja subjetiva de que la memoria no funciona como antes y se confirma asA� en los test objetivos de memoria. Sin embargo, hay que seA�alar que esto no quiere decir que la persona que lo padezca vaya a desarrollar necesariamente esta enfermedad», advierte la catedrA?tica de la Universidad de Navarra. En este sentido, recuerda que es importante distinguir aquellos despistes u olvidos que surjan con mA?s o menos frecuencia -como no recordar un nombre- de los que afectan a nuestra vida diaria, como olvidar apagar el fuego o recoger a los nietos del colegio.

«AquA� resulta clave la atenciA?n de las personas de nuestro entorno y su percepciA?n de esas pA�rdidas de memoria y si estA?n influyendo o no en nuestra autonomA�a y en el modo en que nos desenvolvemos en la vida diaria. Si hay sospecha de que sucede algo asA�, se debe consultar con nuestro mA�dico», subraya RamA�rez.