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La Granda, epicentro del conocimiento

Escrito por Redacción Biotech Magazine el 1 diciembre, 2014 en Reportajes
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La Universidad de Oviedo me recuerda a dos ilustres aragoneses: los Dres. Barluenga y LA?pez OtA�n. Ambos unen a su inteligencia, ingenio y una enorme calidad humana. Llegaron a Oviedo de la mano de uno de los rectores mA?s longevos y entraA�ables: el Dr. Teodoro LA?pez-Cuesta, hombre elegante que poseA�a un peculiar sentido del humor que ni siquiera las dificultades de los A?ltimos aA�os pudieron menguar.

SerA�a imprescindible realizar una loa de su persona, en la que no podrA�a olvidarse a su encantadora esposa, DA? Luisina, a su hijo y restante familia. Pero para ello hay personas mA?s cualificadas que yo, y que compartieron mA?s hazaA�as y aventuras durante aA�os.

Este artA�culo estA? dedicado a una de las obras del Dr. LA?pez-Cuesta: los cursos de La Granda que organiza la FundaciA?n Escuela Asturiana de Estudios HispA?nicos. La FundaciA?n fue creada 1979 por un conjunto de economistas, como el difunto Enrique Fuentes Quintana (Premio Rey Jaime I de EconomA�a 1993),A� Juan Velarde Fuertes (Premio Rey Jaime I de EconomA�a 1996), JosA� Luis GarcA�a Delgado (CatedrA?tico de EconomA�a Aplicada de la Universidad de Oviedo, que fue rector de la Universidad Internacional MenA�ndez y Pelayo); D. Teodoro; JosA� Luis Baranda Ruiz, un ingeniero industrial vasco que acababa de ser nombrado director de la DivisiA?n siderA?rgica del INI, y cuya relaciA?n con Asturias se mantuvo durante toda su vida; y Manuel A?lvarez-ValdA�s y ValdA�s, gijonA�s de pura cepa, abogado, y experto conocedor de la vida y obra de Jovellanos.

D. Teodoro llevaba la FundaciA?n y D. Juan era el director de los cursos de verano. Ellos y sus familias hicieron de dichos cursos algo entraA�able y lleno de erudiciA?n, celebrados hasta hace dos aA�os en la residencia de La Granda en ArcelorMittal, una casa a la que dicen que iba el general Franco a pescar truchas, que le tiraban en un estanque artificial. Nunca he podido confirmar esa historia, pero el estanque es el depA?sito de agua para casos de emergencia de la metalA?rgica que, a pesar de sus altas chimeneas, no se ve desde la casa. El edificio y sus alrededores, por la que todos los invitados hemos paseado, mantienen un aire bucA?lico que propicia los debates intelectuales que se celebraron durante tantos veranos en la sala de juntas. JamA?s vi ni una trucha en el lago situado en la parte posterior de la vivienda, aunque sA� habA�a unos animados y ciertamente grandes peces anaranjados en un estanque junto a la entrada principal, en la parte delantera de la casa.

Las familias LA?pez-Cuesta y Velarde fueron siempre generosas conmigo. Especialmente DA? Alicia Valiente y Paloma, a la que tantas tardes he robado charlando de historia, pelA�culas clA?sicas y los niA�os, esos niA�os maravillosos y muy educados que crecen de manera sorprendente en tan sA?lo un aA�o.

Otros dos asturianos inolvidables apoyaron inicialmente los cursos: D. Severo Ochoa, el Premio Nobel que llevA? por el mundo su elegancia innata y su orgullo de asturiano, y el Dr. Grande CoviA?n, al que no tuve ocasiA?n de conocer, aunque sA� a su esposa y su hija en un homenaje que se organizA? en su honor en La Granda con motivo del centenario de su nacimiento, dirigido por su discA�pulo el Dr. Rafael Carmena.

Mis recuerdos de D. Severo son breves, pero entraA�ables. Al parecer, fue el Dr. A�GrisolA�a quien lo llevA? por primera vez a esos cursos de verano, a los que se hizo asiduo.

A los doctores Carmena y GrisolA�a les debo mucho de lo que he aprendido profesional y vitalmente. TambiA�n era constante cada verano la presencia del Dr. Segovia de Arana y otras personalidades.

El listado de celebridades que han pasado por los cursos de La Granda, es apabullante, pero quisiera citar a su personal, encantador, acogedor, paciente, discreto y eficiente. Ana Roces; Carmen Carbajo; Fernando el fotA?grafo; Cristina, la extraordinaria periodista; los camareros; el cocinero que conseguA�a que todos aumentA?ramos una talla durante nuestra estancia. Un muy cariA�oso recuerdo para ellos.

Mi primera visita a La Granda, en Agosto de 2003, fue por invitaciA?n del Prof. Segovia de Arana y el Prof. Velarde Fuertes. La Academia Europea de Ciencias y Artes de EspaA�a estaba elaborando un libro blanco sobre el sistema sanitario espaA�ol y tuve el honor de asistir a dos de las sesiones que contaron con un importante elenco de mA�dicos y gerentes de todos los hospitales espaA�oles.

LleguA� a La Granda por la maA�ana temprano en un dA�a que recuerdo gris y con llovizna y el verde de los campos asturianos refulgA�a radiante. El Dr. Segovia organizaba un curso en La Granda sobre a�?Ochoa y la Medicina ClA�nicaa�? y nuestra reuniA?n se celebrA? en uno de los perA�odos de descanso del curso.

Acabada la jornada, fuimos de excursiA?n-cena a la casa de uno de los patronos de la FundaciA?n Asturiana, en Salas, el Sr. Cosmen, propietario de Alsa, llena de alfombras y obras de arte chinas dado que la familia tiene negocios allA�. En el viaje, iba sentada cerca de DA? Rosario MartA�n, la entraA�able secretaria de D. Severo, y su esposo, el Premio Rey Jaime I GinA�s Morata. Charlaban animadamente con la Dra. Frances Thompson, esposa del Dr. GrisolA�a, y no recuerdo muy bien cA?mo fue, pero lo cierto es que DA? Frances afirmA? que adoptarA�a a DA? Rosario como hija, puesto que ella tiene dos varones. Inmediatamente, quise hacer valer mi condiciA?n de compaA�era de trabajo, pero DA? Frances, con su risa constante y contagiosa, me dijo que una hija estaba bien, pero mA?s eran demasiadas. He de decir que, en los aA�os sucesivos, he reclamado a DA? Frances a�?la adopciA?na�? en muy diversas circunstancias, pero siempre ha preferido a Rosario MartA�n.

VolvA� a La Granda en 2007, de la mano del Prof. GrisolA�a, que dirigA�a a�?El cambio climA?tico y sus consecuenciasa�?. Entre los ponentes, los Dres. Baldasano, Grimalt, Luque, Rubio y Tamames, todos Premio Rey Jaime I de Medio Ambiente, y muchos otros brillantes investigadores (Mariano Marzo, FA�lix Yndurain, CastejA?n y GonzA?lez Romero, de CIEMAT y los Dres. UrchueguA�a y FernA?ndez de CA?rdoba) y ejecutivos de empresas, como el Sr. Navarro Vigil. Merece especial menciA?n DA? AsunciA?n Calleja, la esposa del Dr. Baldasano, que por sus intervenciones podrA�a haber figurado como ponente del curso, aunque ella insistA�a en que sA?lo estaba de oyente y que trabajaba en InspecciA?n de trabajo. Inteligente, guapa y feminista, consiguiA? que el Dr. Baldasano fuera uno de los primeros feministas activos.

QuizA? los momentos mA?s entraA�ables de aquel aA�o, ocurrieron durante las veladas, tras las excelentes jornadas cientA�ficas, cuando algunos Patrocinadores de la FundaciA?n, acompaA�aban a cenar a los ponentes. Entre ellos, D. JosA� Carlos GonzA?lez Abeledo, melA?mano y mecenas de cantantes de A?pera, al que todos conocA�an como Carlos Abeledo y su esposa, Marisol Batanero, quienes trajeron al tenor Aurelio GabaldA?n para que cantara para nosotros.

Tras esa delicia musical, hubo una histA?rico-cientA�fica. D. Santiago, que lee la prensa con avidez diariamente, habA�a descubierto que pasaban, ya bien entrada la noche, la serie completa de la vida de D. Severo que interpretara Imanol Arias, y que financiA? la Generalitat Valenciana. AsA� que querA�a verla y todos nos unimos, durante dos noches, a ver los capA�tulos de la serie. En Asturias, en uno de los rincones preferidos por D. Severo, rodeados de viejos amigos del cientA�fico que puntualizaban lo que habA�a de cierto y lo novelado de la historia que veA�amos, asA� como ampliaban pequeA�os detalles vividos por ellos o relatados por D. Severo, aquellas noches tuvieron mucho de mA?gico, como tantas veces me recuerda el Dr. JosA� Luis Rubio.

Recuerdo, en la clausura del curso, que A�las palabras de D. Teodoro y el Dr. Velarde Fuertes, entraA�ables en su agradecimiento a nuestra labor, me hicieron saltar las lA?grimas. No fui la A?nica: cuando conseguA� enjugarme las mejillas, tropecA� con los ojos vidriosos de los doctores UrchueguA�a y FernA?ndez de CA?rdoba, que pese a ser ya reconocidos cientA�ficos y haber creado una empresa tecnolA?gica, mantienen esa inocencia y frescura de los adolescentes que les permite cambiar el mundo.

Quisiera hacer una menciA?n ajena a nuestro curso. Aquel verano, DA? Elena MartA�nez de MurguA�a, esposa del Dr. JosA� MA? Segovia de Arana, se cayA? por las escaleras durante el curso que dirigA�a su esposo, rompiA�ndose el brazo. Ella insistiA? en permanecer allA�, donde me consta fue magnA�ficamente tratada, especialmente por el cariA�o que siempre le tuvieron tanto DA? Luisina, la esposa de D. Teodoro, como DA? Alicia, la esposa del Dr. Velarde Fuertes. Aquella fue la A?ltima vez que la vA�: falleciA? en Diciembre de ese mismo aA�o, dejA?ndonos a todos desolados. Al aA�o siguiente el curso trataba sobre a�?Biodiversidada�?.

Reconozco que ese aA�o pusimos entre todos a prueba la paciencia de D. Teodoro, ya que fuimos mA?s dA�scolos e iconoclastas que de costumbre. DisponA�amos de unos magnA�ficos y entraA�ables ponentes, como los Premio Rey Jaime I GarcA�a Novo (y su esposa Marisa Bouzas), Fernando de TerA?n (y DA? Elena), Miguel Delibes, A?lex Aguilar (y DA? Helen), Rafael M. JimA�nez DA�az, Rafael FernA?ndez Rubio (y DA? Sagrario) y DamiA? BarcelA? (y DA? Carmen); Emilio BarberA?; Eduardo Galante y MA? A?ngeles Marcos, el Dr. Obeso (y DA? Puerto); el Dr. Moya y la Dra. Latorre, maestros de genA�tica de la Universidad de Valencia de los que tanto he aprendido; y los doctores HernA?ndez Bermejo y GarcA�a GA?mez. Fue un placer contar con las esposas, pues todas ellas confirman la realidad de la afirmaciA?n de que todo gran hombre estA? acompaA�ado por una mujer excepcional.

UNA BOTELLA DE ANA?S

Durante esas cenas deliciosas en una enorme mesa que permite aceptar como comensales a todos los ponentes que pernoctan en la casa y, al menos una de las noches, patrocinadores, D. Teodoro, anfitriA?n perfecto, solA�a ofrecer anA�s tras la cena a los invitados. El Dr. GrisolA�a y DA? Frances trataban de enseA�arnos a a�?sentira�? con el anA�s un poleo. Eso sA�, siempre anA�s a�?La Asturianaa�?. Nuestro Curso de Biodiversidad fue uno de los primeros homenajes a Charles Darwin en el 200 aniversario de su nacimiento, y como tal apareciA?, gracias a la gestiA?n del Dr. GarcA�a Novo, en el listado de homenajes internacionales al cientA�fico britA?nico en la Universidad de Cambridge. AsA� que decidimos que tenA�amos que tener una botella de anA�s a�?El monoa�?, en cuya etiqueta aparece una caricatura de Darwin realizada por RamA?n Casas.

Con la sustituciA?n de la primera botella, D. Teodoro fue muy tolerante y lo tomA? como una broma. Pero cuando por tercera vez le cambiamos la botella de La Asturiana por la de El mono (he de decir que sA?lo las guardamos, no las tirA?bamos) dejA? de verle la gracia y defendiA? las bondades asturianas con vehemencia. Claro que, para entonces, en nuestras escapadas nocturnas a GijA?n, AvilA�s y otros entraA�ables lugares de Asturias, incluso habA�amos roto una de las cerraduras de las puertas que nos dejaban abiertas para entrar (alumbrados por las luces de las linternas de los mA?viles) cuando llegA?bamos despuA�s de las 12 de la noche. Aseguro que la rotura de la cerradura fue accidental y bastante inexplicable, salvo porque la misma era de hierro y quizA? se habA�a oxidado por las lluvias, o quizA? debido a lo sugestionados que estA?bamos por el temor de encontrarnos un oso (peligro del que nos habA�a advertido durante la cena D. Carlos Abeledo),y no un acto vandA?lico.

El curso a�?Bases moleculares del futuro de la Saluda�? se debiA? al hecho de que en 2009 La Granda decidiA? apostar fuerte por el futuro de la medicina y la investigaciA?n en EspaA�a, lo que no me sorprende dado que los principales organizadores, D. Teodoro y D. Juan, eran economistas y conscientes de los recortes que venA�an. Tras el curso organizado por el Prof. Segovia de Arana, se celebraron el dirigido por el Prof. GrisolA�a (conmemorando los 50 aA�os del Premio Nobel a D. Severo) y, a continuaciA?n, un curso homenaje al Centenario del nacimiento del Dr. Grande CoviA?n dirigido por el Prof. Carmena.

AdemA?s de D. Santiago, intervenA�an el Dr. Guillermo Montoya, el Prof. JosA� Antonio Salas, de la Universidad de Oviedo; el Prof. Daniel RamA?n,A� la Dra. MA? Dolores MiA�ana; y los Premio Rey Jaime I Luis Navarro; Mercedes Ruiz Moreno; JosA� LA?pez Barneo y A?ngel Carracedo.

Realizamos una visita al Ayuntamiento de GijA?n, con A?ngel Ruiz y el resto de asistentes al curso. En aquella ocasiA?n, de todas las reivindicaciones que hicimos a la prensa, la que mayor repercusiA?n tuvo fue la idea de D. Santiago de que se pusiera a una calle el nombre de DA? Carmen GarcA�a CobiA?n, la esposa de D. Severo.

Tras ese curso, comenzA? el homenaje al Dr. Grande CoviA?n. AdemA?s de las preciosas intervenciones del Prof. Carmena, el Prof. LA?pez-CuestaA� y el Prof. GrisolA�a, conocA� a la Dra. A?ngeles MenA�ndez, CatedrA?tico de NutriciA?n de la Universidad de Oviedo, el Dr. Fernando Ortiz-Masllorens, fundador y primer Presidente de la Sociedad EspaA�ola de InmunologA�a, y miembro de la Real Academia de Medicina de Asturias y el escritor y periodista JosA� Ignacio Gracia Noriega. Gracia nos sorprendiA? a todos por haber leA�do la novela del Dr. GrisolA�a a�?El enigma de los Grecosa�? de la que incluso escribiA? poco despuA�s una reseA�a en prensa.

DA? Marisol y D. Carlos Abeledo trajeron unas galletas que ella misma habA�a preparado, a pesar de que no debA�a tener mucho tiempo, siendo enfermera. Hasta D. Manuel GalA�, que era hijo de pasteleros ademA?s de haber sido Presidente de la FederaciA?n de Tenis, tuvo que reconocer que estaban deliciosas. Desde entonces, siempre que asistA�an a una cena, le decA�a a D. Carlos que trajera a un cantante, y a DA? Marisol que hiciera galletas.

2010 fue un aA�o de anA�cdotas. En el curso a�?Ciencia, A�tica y Futuroa�?, ademA?s de D. Santiago, intervenA�an el Dr. Marcelo Palacios, Presidente del ComitA� CientA�fico de la Sociedad Internacional de BioA�tica (SIBI), ubicado en GijA?n; D. JosA� MA? FernA?ndez-RA?a, Director de este Magazine, que asistiA? acompaA�ado de su esposa; y los Premio Rey Jaime I Francisco GarcA�a Novo, JosA� MA? Baldasano, VA�ctor de Lorenzo y RamA?n Tamames.

El Dr. Palacios nos enseA�A?, en un muy grato paseo, el casco antiguo de la ciudad y la sede de SIBI, ubicado en el antiguo edificio de La Gota de Leche, la casa cuna de GijA?n, un edificio de los aA�os 20 del siglo pasado. El SIBI ocupa una de las torres de los extremos, y carece de ascensores, por lo que subimos a pie, afortunadamente parando en cada piso. Conocimos que el centro fue uno de los primeros dispensarios de leche materna para lactancia y su funciA?n como escuela de puericultura y enfermerA�a. Como se hizo algo tarde, el SIBI nos ofreciA? amablemente un refrigerio en sus propias dependencias. Eso arruinA? mis planes de visitar una de las tiendas de quesos y comida asturiana que me habA�a indicado mi cuA�ado Javier, quien conoce bien GijA?n.

Me quedA� sin compra por el momento. AsA� que, cuando D. Santiago me dijo una tarde que querA�a ir a AvilA�s para ver el A?rbol que D. Severo habA�a plantado en agosto de 1986, me enrolA� en la visita, con la esperanza de ir de compras.

Llegamos a AvilA�s y localizamos rA?pidamente el parque a�?El Carbayedoa�? y, tanto D. Santiago como el personal de La Granda que nos acompaA�aba, identificaron rA?pidamente el A?rbol. Un roble. Pero la placa en que se indicaba que lo habA�a plantado D. Severo muchos aA�os antes no estaba. D. Santiago estaba triste. Fuimos hasta el Ayuntamiento donde un amable concejal nos recibiA?, pese a lo intempestivo de la hora y prometiA? hacer algo.

Yo, a duras penas tuve tiempo de comprar algo de queso, pero no fabada. TenA�amos prisa por volver, porque esa noche, D. Teodoro y DA? Luisina nos invitaron a cenar una deliciosa langosta con verduras en un restaurante en un pueblecito.

Afortunadamente, cuando a nuestro regreso de la cena contA� lo ocurrido, DA? Alicia y Paloma, decidieron desfacer el entuerto y, cuando partA� la tarde siguiente, lo hacA�a con el mejor arreglo para fabada que he comido nunca fuera de Asturias.

En cuanto al A?rbol de D. Severo, no sA� cA?mo consiguieron que DA? Pilar Varela, alcaldesa de AvilA�s, presidiera el acto de Clausura del curso, donde D. Santiago, D. Teodoro y D. Juan le arrancaron, debo decir que de muy buena gana por parte de la corregidora, la promesa de que pronto se instalarA�a una placa conmemorativa que identificara el A?rbol de D. Severo.

La Sra. Varela cumpliA? su promesa y en octubre de ese mismo aA�o, se descubriA? una placa monolito junto al roble de D. Severo. Al acto, fue invitada la Premio Rey Jaime I Margarita Salas, asturiana, una de las cientA�ficas de mayor repercusiA?n internacional, y discA�pula de D. Severo. Nadie avisA? del acto al Dr. GrisolA�a, que se habrA�a unido encantado, porque le une una profunda amistad a la Dra. Salas, como se puso de manifiesto en los sendos homenajes que, con posterioridad, les dedicA? el gobierno de RodrA�guez Zapatero. Supongo que la presencia de una persona sensible a la ciencia, como lo es Cristina GarmendA�a, no es ajena a que estos reconocimientos se produjesen.

a�?Vacunasa�? fue la demostraciA?n de que la ilusiA?n y el esfuerzo pueden vencer las adversidades econA?micas. Con la colaboraciA?n de Cariotipo MH5, D. Santiago logrA? que de nuevo un Premio Nobel de Medicina visitara La Granda: el A�cientA�fico alemA?n Harald zur Hausen, que demostrA? la implicaciA?n de un virus en la apariciA?n de cA?ncer genital.

Las ponencias fueron recogidas por la FundaciA?n Valenciana de Estudios Avanzados. Por cierto, que los dibujos de la portada pertenecen a estudiantes valencianos que ganaron el concurso sobre vacunas que, aquel mismo aA�o, realizA? el Consell Valencia de Cultura. Entre los ponentes, el Sr. Pedro Alsina, que entonces trabajaba en Sanofi-Pasteur, la compaA�A�a farmacA�utica que tantas vidas ha contribuido a salvar gracias a la fabricaciA?n de vacunas; el Dr. Montiel; el Dr. SA?nchez MartA�nez; los Premio Rey Jaime I Carlos MartA�nez Alonso y Mercedes Ruiz Moreno; el Dr. JosA� AlcamA�; los pediatras Francisco Barrio, Ignacio Manrique, David Moreno y Josep MarA�s, que vino con su familia; y el Dr. JosA� MA? Bayas.

Como no disponA�amos de dinero para contratar un traductor, me encarguA� yo durante la magnA�fica conferencia del Dr. zur Hausen, en la que tambiA�n participA?, especialmente en el debate, su esposa, la Dra. Ethel- Michelle de Devillers, quien contribuyA? en el trabajo de nuevos mA�todos de identificaciA?n de los virus en tumores humanos.

Las conferencias despertaron mucho interA�s, incluso entre los habitantes de GozA?n y AvilA�s, quienes comprendieron los peligros de infecciones consideradas banales, como los rotavirus en bebA�s, el sarampiA?n, la tos ferina o la varicela.

La excursiA?n de aquel aA�o incluA�a una visita al Museo de la MinerA�a y la Industria de Asturias, seguido de un entraA�able acto en Langreo. Por primera vez, los problemas de salud de D. Teodoro y DA?. Frances les impidieron acompaA�arnos. Camino al Museo, donde nos estaban esperando muy amablemente, el Dr. zur Hausen y su esposa mostraron su interA�s por visitar Oviedo y su universidad. PensA� que sA?lo llegarA�amos unos minutos tarde a la visita a la mina. En fin, ya saben que cada ciudad asturiana estA? llena de rincones con encanto, preciosas tiendas de artesanA�a a�� nunca llegamos al Museo y, desde aquA�, ademA?s de asumir toda la culpa, me disculpo nuevamente con las personas que nos aguardaban allA�. Me he quedado con ganas de visitarlo.

Corrimos a Langreo, donde entregaban los Premios Dionisio de La Huerta. Los galardonados, el coro SantiaguA�n, el comitA� organizador del Descenso del Sella, y el prefecto apostA?lico en Camboya, MonseA�or Enrique (Kike) Figaredo. Al bajar del autobA?s, nos tropezamos con el Sr. Miguel A?ngel Revilla, fumando un puro en plena calle. IgnorA?bamos que era miembro del jurado que habA�a otorgado los premios, pero le abordamos pidiA�ndole una lata de las deliciosas anchoas del CantA?brico. No sabA�a quiA�nes A�ramos, pero fue muy amable con nosotros. Le presentamos al Premio Nobel y pareciA? impresionado. Incluso uno de los escoltas nos hizo un par de fotos de grupo con el mA?vil que asegurA? nos enviarA�an por correo electrA?nico. Luego descubrimos que A�l estarA�a en la mesa del acto al que A�bamos como invitados.

El acto de entrega de los Premios fue interesante, con muchas intervenciones que se alargaban esperando la llegada de los niA�os de Camboya que asistA�an acompaA�ando a MonseA�or Figaredo. El obispo de Camboya nos cautivA? con su sencillez, como Revilla con su desparpajo y simpatA�a. Tras el acto, en la cena, el coro SantiaguA�n recibiA? los niA�os de Camboya que, finalmente, llegaron. Todos habA�an sido vA�ctimas de bombas antipersona que los habA�an mutilado. Pero la alegrA�a con que se abalanzaron hacia los miembros del coro que cantaban en su honor, el hambre con que devoraron los deliciosos bollos preA�aos, sin prejuicios de que era la primera vez que los veA�an, o la energA�a con que empezaron a jugar – aun aquellos con dificultades para desplazarse- con algunos juguetes que alguien tuvo el talento de traer para ellos, nos enamoraron a todos. Fue una de las cenas mA?s memorables y divertidas de mi vida, todos emocionados por esos niA�os, los polA�ticos eclipsados y con el talento suficiente para no tratar de competir con su fuerza arrolladora, y los miembros del coro cantando como nunca. En un determinado momento, me volvA� hacia la Dra. de Devilliers, quien para entonces me habA�a demostrado ser una mujer encantadora y sensible y descubrA� la inmensa ternura con que miraba a los niA�os camboyanos.

En 2012 todo pareciA? cambiar a peor. Fue un aA�o muy duro, en el que a duras penas conseguimos fondos para patrocinar el curso. Y, aun asA�, tuvimos un excelente programa sobre a�?La flora microbianaa�?. Y es que los investigadores son gente altruista que optA? por echar una mano.

Asistieron la Dra.Carmen MA�ndez; A�las Dras. Pilar Bosch y Pilar Roig; el Dr. Francisco JosA� Plou; la Dra. Yolanda Sanz; la Dra. Virginia Robles, que no cobrA? ni el desplazamiento; el Dr. Javier Tamames y el Prof. A�JimA�nez DA�az.

La familia Tamames siempre ha sido gente de ciencias. D. Manuel Tamames, padre del conocido RamA?n Tamames, comunista en su juventud y uno de los padres de la ConstituciA?n, era discA�pulo del Premio Nobel RamA?n y Cajal, y uno de los mA�dicos que atendiA? a Manolete en su trA?gica A?ltima corrida. Santiago Tamames, primo de D. RamA?n, fue un eminente cirujano cardiaco, CatedrA?tico de CirugA�a de la Universidad Complutense de Madrid. Un hermano de RamA?n Tamames es tambiA�n cirujano. Y su sobrino Javier, el que asistiA? a nuestro curso, un brillante microbiA?logo, que trabajA? en el Departamento de GenA�tica de la Universidad de Valencia. AsA�, que el que no ha seguido la tradiciA?n familiar, quizA? por su afA?n de libertad, y por su extraordinaria capacidad como orador, ha sido el popular economista.

El folleto de los cursos de verano, con unas palabras de D. Teodoro, sonaba a despedida. El Prof. Velarde Fuertes tratA? desesperadamente de convencer a D. Teodoro de que los cursos debA�an continuar, por tradiciA?n y por prestigio. Incluso hablA? con D. Santiago para que convenciera a D. Teodoro y creo que tambiA�n con la Ministra FA?tima BA?A�ez, encargada de clausurar aquel aA�o los cursos. No hubo nada que hacer. D. Teodoro habA�a tirado la toalla. La salud de DA? Frances habA�a empeorado lo suficiente para que ella y D. Santiago ya hubieran decidido que A�se era su A?ltimo curso de verano.

La Granda se cerrA?, ademA?s de con el tradicional concierto, con la entrega a los Dres. Carlos LA?pez OtA�n y Santiago GrisolA�a y al empresario JosA� Cosmen de las Medallas de La Granda. Y es que, hay personas que marcan instituciones, como el Dr. LA?pez OtA�n, el Dr. LA?pez Cuesta y el Dr. Velarde Fuertes, que ahora celebra los cursos en AvilA�s.

Este aA�o han fallecido, D. Teodoro y DA? Marisol, demasiado pronto. Pero su memoria, ligada a los cursos de La Granda como la del personal cuyas sonrisas nos recibA�an con afecto y nos despedA�an con resignaciA?n, perdurarA? hasta que el Alzheimer o la muerte nos arrebaten los recuerdos. No me queda sino agradecer al Dr. Velarde Fuertes el esfuerzo por mantener los cursos y el homenaje que sA� ha tributado este aA�o a su eterno compaA�ero.

 

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