Sobre el gusto por los dulces

Una hormona llamada FGF21 que es secretada por el hA�gado despuA�s de comer dulces puede determinar quiA�n es goloso y quiA�n no, segA?n un estudio que se publica este martes en ‘Cell Metabolism’. Los autores, expertos de ‘Novo Nordisk Foundation Center for Basic Metabolic Research’ de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, encontraron que las personas con variantes particulares del gen FGF21 eran aproximadamente un 20 por ciento mA?s propensas a ser los principales consumidores de dulces y golosinas, como helados, chocolate y chicles, que sus homA?logos del estudio.

«Los datos, extraA�dos de un estudio sobre los estilos de vida y la salud metabA?lica de 6.500 personas danesas, es una visiA?n realmente sorprendente de la potencial base hormonal de los golosos», dice uno de los investigadores, Mateo Gillum, profesor asistente de Ciencias BiolA?gicas, que dirigiA? el estudio con Niels Grarup, profesor asociado de GenA�tica MetabA?lica en la Universidad de Copenhague.

El estudio tambiA�n plantea nuevas ideas sobre el papel del hA�gado en el control de lo que comemos, ya que una vez que el alimento ha pasado a travA�s del estA?mago y el intestino, el prA?ximo A?rgano que encuentran los nutrientes es el hA�gado. AdemA?s de indicar cuA?ndo alejarse de los caramelos, los investigadores especulan que el hA�gado podrA�a tambiA�n secretar otras hormonas que guA�en de manera mA?s amplia entre las opciones de alimento. Tal vez la saciedad consiste en diferentes vA�as que controlan diferentes tipos de nutrientes, segA?n Gillum. «Este estudio ha abierto mi mente a cA?mo este sistema regulador podrA�a funcionar», afirma.

Una hormona que es secretada por el hA�gado despuA�s de comer dulces puede determinar quiA�n es goloso y quiA�n no

Gillum y colaboradores en la Universidad de Iowa, en Estados Unidos, descubrieron el papel del FGF21 secretado en el hA�gado en la regulaciA?n de la ingesta dulce en 2015 en estudios de roedores. Los hallazgos coincidieron con los de otro grupo mostrando que la hormona suprime el gusto por lo dulce en primates, pero no estaba claro que la hormona jugase el mismo papel en los seres humanos. «Hemos llegado a este estudio con una pregunta abierta acerca de si esto serA�a una caracterA�stica especA�fica de FGF21 en los roedores o algo que podemos ver en la gente», dice Gillum.

Para explorar el papel de la hormona en los seres humanos, Gillum y Grarup utilizaron un estudio llamado Inter99 como una fuente de datos, que habA�a recogido informaciA?n sobre la dieta aportada por los propios participantes, asA� como medidas de colesterol sanguA�neo y la glucosa de los involucrados. Grarup y Gillum secuenciaron el gen FGF21 en los participantes del estudio.

Estos cientA�ficos pusieron el foco en dos variantes del gen que en la investigaciA?n anterior se habA�a asociado con el aumento de la ingesta de hidratos de carbono. De esta forma, encontraron que los individuos con cualquiera de estas dos variantes eran mucho mA?s propensos a consumir mayores cantidades de dulces y caramelos. «Estas variantes estA?n muy sA?lidamente asociadas con la ingesta dulce», sentencia Gillum.

El estudio tambiA�n revelA? una relaciA?n entre estas variantes y el aumento de la ingesta de alcohol y tabaco, pero debe investigarse mA?s para validar la conexiA?n. Sin embargo, el anA?lisis no encontrA? vinculaciA?n con la obesidad o la diabetes tipo 2. «Se ha descubierto que docenas de factores estA?n involucrados en enfermedades metabA?licas. En este estudio sA?lo estamos viendo una pequeA�a pieza en un gran rompecabezas», plantea Niels Grarup.

Para tener una mejor idea de cA?mo se comporta la hormona FGF21 en el cuerpo para regular la tendencia hacia lo dulce, Gillum y Grarup diseA�aron un estudio clA�nico para analizar el flujo de FGF21 en la sangre de los voluntarios en respuesta a la ingesta de azA?car. Antes de realizar la prueba, pidieron a los participantes que se clasificaran como golosos o no y se centraron en el estudio de 51 sujetos que eran los mA?s extremos amantes o desapasionados por los dulces.

Los autores midieron los niveles de FGF21 despuA�s de un ayuno de 12 horas y luego monitorearon los cambios en los niveles de FGF21 durante cinco horas despuA�s de que los participantes bebieron agua azucarada que contenA�a aproximadamente el mismo azA?car que en dos latas de Coca-Cola. Aquellos a quienes les disgustaban los dulces presentaban niveles de FGF21 en sangre en ayunas un 50 por ciento mA?s altos que sus homA?logos golosos, pero tras la ingesta de la bebida dulce, los niveles sanguA�neos de FGF21 siguieron las mismas trayectorias y aumentaron aproximadamente a los mismos niveles en ambos grupos.

Para obtener una imagen real de la dinA?mica, Gillum y Grarup quieren realizar un estudio similar, pero mucho mA?s grande en seres humanos y reunir mA?s informaciA?n sobre el aumento y la caA�da de FGF21 en los seres humanos para comprender mejor cA?mo difiere el comportamiento de la hormona entre los individuos. El proyecto podrA�a permitirles encontrar otras variantes interesantes del gen FGF21 y tambiA�n asociar directamente los niveles hormonales con trastornos metabA?licos, como obesidad o diabetes tipo 2