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Poliomavirus, perfecto sospechoso

  • Tres especies de poliomavirus se encuentran comA?nmente en las carnes de bovinos

  • Consumo de carne y probabilidad de sufrir cA?ncer

Escrito por Pedro Alsina Mier el 1 abril, 2016 en Reportajes
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El aA�o 2015 se recordarA? entre otras cosas, por la publicaciA?n de un informe de la OrganizaciA?n Mundial de la Salud (World Health Organization1, en inglA�s) que hizo temblar a la poblaciA?n y sobre todo a la industria cA?rnica. La International Agency for Research on Cancer (IARC) es la agencia de la WHO dedicada a investigar las causas del cA?ncer en los seres humanos, los mecanismos de la carcinogA�nesis y desarrollar estrategias para el control del cA?ncer. El WHO IARC Working Group que participA? en la reciente evaluaciA?n de la carcinogenicidad del consumo de carne procesada y de carne roja ha estado integrado por 22 expertos procedentes de 10 paA�ses. Este panel de expertos concluyA? que el consumo de carne procesada incrementa el riesgo de padecer cA?ncer. Por carne procesada se entiende «cualquier tipo de carne que ha sido transformada con sal, curaciA?n, fermentaciA?n, ahumado, para mejorar el sabor y preservar el alimento«. Por lo tanto se debe tomar en consideraciA?n a las salchichas, hamburguesas, y embutidos. Consideran que estos alimentos son carcinA?genos para los humanos y los incluyen en el grupo de sustancias mA?s peligrosas para la salud junto con el humo del tabaco, el alcohol, el plutonio o el aire contaminado. Principalmente se considera al vacuno, pero el porcino, caballar y otras carnes como el cordero y la cabra se mantienen bajo sospecha. La repercusiA?n mediA?tica fue enorme dado que este tipo de alimentos son parte fundamental de la dieta en los paA�ses desarrollados.

La FederaciA?n Europea de Asociaciones CA?rnicas (CLITRAVI por sus siglas en francA�s) rechazA? el hecho que la WHO, a travA�s de la IARC clasificara a los productos cA?rnicos procesados dentro del grupo 1 de factores cancerA�genos para el ser humano, y considerA? «inapropiado atribuir a un A?nico factor un mayor riesgo de cA?ncer» cuando puede depender de una combinaciA?n de varios de ellos.

La CLITRAVI advirtiA? que «no es un A?nico grupo de alimentos especA�ficos por sA� mismos el que define los riesgos asociados con la salud, sino la dieta en su conjunto, junto con algunos otros factores«. Asimismo el riesgo relativo de cA?ncer colorrectal derivado del consumo de productos cA?rnicos es menor que el producido por otros factores de riesgo como pueden ser las enfermedades de colon, un elevado A�ndice de masa corporal, falta de actividad fA�sica y tabaco. AdemA?s de factores ambientales como el aire exterior e interior, contaminantes atmosfA�ricos, del suelo y del agua de bebida.

En un intento de defender sus intereses, pusieron un mayor A�nfasis en que el consumo medio de productos cA?rnicos en la UniA?n Europea es de 24 gramos al dA�a, bastante por debajo del valor de 50 gramos al dA�a a partir del cual la IARC atribuye un aumento del riesgo en un 18% de padecer cA?ncer colorrectal. Admitiendo seguidamente que, «como con cualquier otro alimento, un consumo excesivo nunca es apropiado«. Por todo ello, el sector cA?rnico recomienda un enfoque mA?s global sobre el tema dada la amplia gama de productos cA?rnicos producidos en la UniA?n Europea que presentan valores nutricionales A?ptimos, que satisfacen las diferentes necesidades de los consumidores.

Como era de esperar pusieron sobre la mesa las evidencias cientA�ficas que demuestran las bondades del consumo de carne debido al aporte de proteA�nas, vitaminas del grupo B y minerales. Parece que semejante reacciA?n fuera la consecuencia de que vislumbraran un potencial gran impacto en sus cuentas de resultados tal y como ya ocurriA? con la crisis de las «vacas locas» a principios de la dA�cada anterior.

poliomavirus. Grafica 1

poliomavirus. Grafica 1

poliomavirus. Grafica 2

poliomavirus. Grafica 2

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Tanto fue el revuelo causado que una semana despuA�s la propia WHO puntualizA? la informaciA?n publicada sobre la relaciA?n entre consumo de carne roja y procesada y el aumento del riesgo de cA?ncer, principalmente el colorrectal. a�?La revisiA?n de la Agencia Internacional para la InvestigaciA?n sobre el CA?ncer (IARC) confirma la recomendaciA?n de 2002 de la OMS de consumir de forma moderada carne en conserva para reducir el riesgo de cA?ncera�?, explica la instituciA?n en un comunicado.

Y aA�ade: a�?La A?ltima revisiA?n de la IARC no le pide a la gente dejar de comer carnes procesadas, pero indica que la reducciA?n del consumo de estos productos puede disminuir el riesgo de cA?ncer colorrectala�?.

Muchos se preguntaron por quA� se publicA? este informe en ese momento, cuando la verdadera pregunta es: A?por quA� no se hizo antes cuando ese grado de evidencia era conocido desde hacA�a ya tiempo? No vamos a entrar en el siempre peligroso terreno de la especulaciA?n y mucho menos en el de la conspiraciA?n, pero los hechos estA?n ahA�. Vamos a ver a continuaciA?n otras evidencias que se pasaron por alto en este informe y que desde mi punto de vista podrA�an ser la clave de la relaciA?n entre el consumo de carne y el cA?ncer.

En el aA�o 2012 Harald zur Hausen (Premio Nobel de Medicina en 2008 por sus investigaciones en la implicaciA?n del virus del papiloma humano en el desarrollo del cA?ncer de cuello uterino) publicA? un trabajo titulado «Red meat consumption and cancer: reasons to suspect involvement of bovine infectious factors in colorectal cancer» en el International Journal of Cancer2 . Ya en este trabajo se dice que se ha observado un incremento del riesgo de padecer cA?ncer colorrectal despuA�s de un reiterado consumo de carne cocinada o procesada, mientras que no se ha observado lo mismo con carne de ave o pescado.

En 1977, Sugimura et al.3 y posteriormente otros grupos, demostraron la formaciA?n de hidrocarburos aromA?ticos policA�clicos carcinogA�nicos y compuestos derivados de la nitrosamina producidos durante la cocciA?n o el procesado de la carne roja.

Como se observa en la grA?fica I la distribuciA?n epidemiolA?gica del cA?ncer colorrectal se corresponde con el alto consumo de carne de vacuno.

En aquellos paA�ses con un bajo consumo de este tipo de carnes, como es el caso de la India o en aquellos en los que el mayor consumo corresponde al cordero o cabra, como ocurre en muchos paA�ses A?rabes, su tasa disminuye drA?sticamente.

En China donde tradicionalmente se consume carne de cerdo, su tasa es intermedia.

En JapA?n y Corea despuA�s de la II Guerra Mundial y de la Guerra de Corea se incrementaron las importaciones de carne de vacuno y porcino. Afirma zur Hausen que la epidemiologA�a global del cA?ncer colorrectal, los hA?bitos de consumo de carnes poco cocinadas en JapA?n y Corea y el rA?pido incremento de la incidencia en estos paA�ses apoya el postulado de la existencia de un factor especA�fico bovino con una menos especA�fica, pero muy importante contribuciA?n de un carcinA?geno quA�mico en el desarrollo del cA?ncer.

Todos estos estudios ponen de manifiesto que es necesario algo mA?s que un agente quA�mico carcinogA�nico producido durante el procesado o la cocciA?n de la carne (por cierto, este es el A?nico punto donde se centra el informe de la WHO). Por ello zur Hausen postula que un agente infeccioso termorresistente especA�ficamente presente en la carne roja poco hecha debe interactuar sinA�rgicamente con el agente quA�mico en la carcinogA�nesis colorrectal.

Los virus oncogA�nicos humanos no causan cA?ncer per se como consecuencia directa de la infecciA?n sino que requieren que se produzcan modificaciones genA�ticas en la cA�lula huA�sped o una severa inmunosupresiA?n. Es el caso del cA?ncer que se desarrolla en pacientes afectos de epidermodisplasia verruciforme, una infrecuente enfermedad genA�tica de la piel, en donde la neoplasia aparece A?nicamente en lesiones infectadas por determinados genotipos (principalmente 5 y 8) del virus del papiloma humano y que se encuentren en A?reas expuestas al sol. Otro ejemplo es el incremento del riesgo que supone el hA?bito tabA?quico en las mujeres infectadas por el virus del papiloma humano.

Las infecciones que derivan en cA?nceres en humanos precisan de modificaciones adicionales en las cA�lulas huA�sped o mutaciones especA�ficas en el oncogA�n que facilitan la replicaciA?n del ADN. Los agentes quA�micos y fA�sicos favorecen estas modificaciones necesarias.

A continuaciA?n vamos a comentar un trabajo mA?s reciente, «Hamburger polyomaviruses» publicado en el Journal of General Virology en 2015 4 .

Los autores parten de la conjetura de zur Hausen que se basa en dos hipA?tesis:

  1. Uno o varios virus potencialmente cancerA�genos se encuentran presentes en la carne de bovino
  2. La supuesta capacidad carcinA?gena serA�a a travA�s de una infecciA?n de las cA�lulas epiteliales del colon

El objetivo del trabajo es probar la primera de las hipA?tesis, es decir la presencia de los virus en las carnes.

Se sabe que los poliomavirus son relativamente termorresistentes y pueden sobrevivir a las temperaturas que se alcanzan normalmente en la cocciA?n de las carnes rojas. Algunas especies de poliomavirus (el de los ratones, el de las cA�lulas de Merkel y el de los mapaches) serA�an causantes de cA?ncer en sus huA�spedes naturales (de la Cruz et al., 20135; Feng et al., 20086 )

Sabemos tambiA�n que la introducciA?n experimental del virus SV40 en otro huA�sped que no sea el natural es capaz de causarle cA?ncer (Bouvard et al., 2012)7

Pues bien, un hallazgo del trabajo es que aparentemente sA?lo tres especies de poliomavirus se encuentran comA?nmente en las carnes rojas aunque no hay ningA?n dato que nos indique cuA?l es su papel en la salud de los humanos o en la del ganado. Futuros trabajos experimentales tratarA?n de responder esta pregunta.

En el caso que pueda establecerse la conexiA?n entre los poliomavirus y la enfermedad, serA�a posible la obtenciA?n de virus-like particles y desarrollar una vacuna similar en su fundamento a la que actualmente se emplea para inmunizar contra el virus del papiloma humano (Pastrana et al., 2013)8 que podrA�a ser usada en primera instancia para inmunizar al ganado.

Conclusiones:

  • La epidemiologA�a global del cA?ncer colorrectal permite establecer la hipA?tesis de que un factor especA�fico bovino juega un papel importante en su gA�nesis. Se postula que este factor podrA�a ser un agente infeccioso bovino que en el animal sA?lo es capaz de replicarse pero al transmitirse al hombre es potencialmente carcinA?geno
  • Este agente infeccioso debe ser relativamente termorresistente y desarrollar caracterA�sticas carcinA?genas en presencia de algA?n agente quA�mico que se produzca en los pasos previos al consumo de la carne
  • Tres especies de poliomavirus se encuentran comA?nmente en las carnes de bovinos
  • Su identificaciA?n tendrA�a un gran impacto no solo en la prevenciA?n sino en la valoraciA?n del riesgo y en el tratamiento de uno (o varios) de los cA?nceres humanos mA?s frecuentes

SerA�a un caso muy parecido al del cA?ncer de cuello uterino y el virus del papiloma humano. De confirmarse estos supuestos se podrA�a investigar y desarrollar una vacuna preventiva.

Aunque me temo que aparecerA�an los anti-algunas-vacunas (o sus sucesores) para decir que la vacuna es experimental, que no ha demostrado eficacia frente al cA?ncer y cA?mo no, que se desconoce la protecciA?n a largo plazo. 

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